viernes, 11 de marzo de 2005

Bienvenidos al nido de la urraca

La urraca tiene el nido algo alejado de los lugares que frecuenta. Allí guarda las joyas, el botín de sus rapiñas...pero no sólo hay joyas en el nido de la urraca, también hay detritus, restos de comida, briznas de brezo, fragmentos de cáscara de huevo y agujas de pino secas.
A la urraca sólo se le conoce por sus defectos; es ladrona y escandalosa, además sus excrementos son ácidos, abundantes y malolientes. Sin embargo, pocos saben de su vista de lince, de su sensibilidad de colibrí, de su paciencia. Se aposta en una esquina de la vida, no siempre la misma, y cuando algo brilla se lanza sobre ello como si fuera una posesa, lo coge y huye. Es un movimiento rápido pero poco elegante, el aleteo es desordenado, ruidoso y el ave suele perder alguna pluma y a veces, ¡ay!, algo más que una pluma.
No perdáis mucho tiempo observando urracas, y mucho menos tertulias de urracas, porque no tienen interés. Lo verdaderamente interesante se encuentra bien lejos, en el nido.

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