lunes, 4 de abril de 2005

Juan Pablo II (El Grande, según Prada El Gordo)

Contribuyó a la consolidación del integrismo católico otorgando cargos y favores a sectas como el Opus Dei y los Legionarios de Cristo. Mantuvo con firmeza y vehemencia que sólo hay que follar para procrear, exactamente igual que los animales, y, por tanto, cualquier medio anticonceptivo, incluido el preservativo, es ilícito.(Las consecuencias de esta idea para la expansión del SIDA en África han sido tremendas.)

Mantuvo, como sus antecesores, una taxonomía específica para las mujeres que podían ser Vírgenes, Madres y Fulanas. Las primeras merecen admiración y Amor (puro), las segundas simplemente Amor(de madre)y las terceras sólo compasión.

De las opciones sexuales sólo admitió dos: la castidad y la práctica del sexo entre un macho y una hembra héteros, realizada de forma convencional y con el propósito de producir adeptos. El resto de las variantes las consideró contrarias al Derecho Natural aunque, para ser justos, hay que reconocer que fue generoso y compasivo con los pedófilos especialmente si eran clérigos.

Luchó hasta el límite de sus fuerzas contra la investigación con células embrionarias al sostener que un embrión, aunque sólo tuviera dos células, era un ser humano y, por tanto, sólo sujeto a la manipulación divina. Su influencia se ha hecho notar entre Gobiernos conservadores (y muy especialmente el Gobierno Americano) que han hecho lo que estaba a su alcance para impedir la producción de Células Madre que tan útiles hubieran sido (seguro que lo serán) para curar la diabetes o la enfermedad de Parkinson.

Mantenía el siguiente Delirio: Dios existe y YO soy su único representante legítimo. Algunos de los que le visitaban compartían su creencia, el resto simulaba creerle.

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