jueves, 20 de octubre de 2005

Bloom frente a Darwin


Lugar del robo: Diario íntimo de Bruce (escrito fechado el 19/09/05)



Babelia entrevista a Harold Bloom.
Bloom, invierte la explicación habitual que del escritor y su obra hace la Crítica convencional que entiende el binomio autor-obra estudiando sus determinantes. Podría decirse así de un escritor cualquiera de una época cualquiera: "La novela de X refleja la depresión económica de la posguerra; sus personajes son supervivientes en tiempos difíciles….." En otras palabras, se entiende a X como producto "natural" de una época, una situación personal o un contexto sociocultural determinado. Bloom circula en sentido contrario: no es la época la que condiciona al escritor sino el escritor o mejor, su obra, la que determina la época. La literatura, o al menos la literatura esencial, la canónica, no es el efecto de un momento o un espacio histórico sino la causa de un momento o un espacio venidero. Así, creo yo, hay que entender a Bloom cuando dice refiriéndose a los occidentales: " Somos una invención de Shakespeare".
La trascendencia que Bloom otorga a lo literario como acto creativo es muy superior a lo que la Crítica suele admitir. Ésta asume que el escritor pueda interpretar el Mundo de una forma distinta, señalando aquello que los demás no quieren ver o iluminando rincones oscuros, pero para Bloom el autor CREA EL Mundo y lo determina. El autor, el genio, el escritor perdurable es como Dios y, por tanto, su obra no está sujeta al tiempo o a las modas. Un autor es canónico en la medida que contribuye a la creación del Mundo. Nuestra civilización, estaba escrita antes de emerger y el código genético puede encontrarse en las obras de los autores canónicos como Shakespeare, Cervantes, Dante... y no muchos más.
Judío no practicante, y por tanto hereje, tradicionalista, en un sentido no reaccionario, Bloom hurga en la tradición literaria del mismo modo que el arqueólogo o el paleontólogo lo hacen en las excavaciones o en los yacimientos fósiles, no se busca una explicación del 'hombre que fue' sino del 'hombre que es' o del 'hombre que será'.
Jordi Llovet, insinúa en El País (17/09/05) que Bloom es seguidor de la ortodoxia judía aun cuando reniegue: "nada de bromas con las palabras puesto que éstas son el eco del Verbo y un impulsor del comportamiento del hombre y de las sociedades". Diríase que Bloom es un judío que cambia La Tora por los dramas de WS.
Los neodarwinistas sostienen que la evolución es el resultado de la selección natural, un proceso mediante el cual las variantes genéticas más aptas son las que sobreviven, y por tanto las que se reproducen y acaban prevaleciendo. Para los neodarwinistas, la selección genética es un proceso gradual y progresivo en el cual la Naturaleza moldea el devenir sin la intervención de otras fuerzas. Los ‘saltacionistas’ defienden que la evolución se produce ‘a saltos’. Eventualmente se produce una mutación genética importante que genera un MONSTRUO, la mayoría de los monstruos son inviables, pero hay algunos que progresan imponiendo su novedoso genoma al resto de la especie. Hay quien defiende que la diferencia entre neodarwinistas y saltacionistas es sólo aparente puesto que, en definitiva se trata de una cuestión de tempo; el proceso es gradual, según unos, y brusco según los otros. Yo pienso que, en la trastienda de esta polémica, se encuentra una discrepancia fundamental. Mientras los neodarwinistas aceptan que la Naturaleza es el sustituto de la divinidad en la creación de nuevos seres, los saltacionistas engrandecen la figura del Monstruo (el mutante) como si fuera él quien se impone a la Naturaleza y no al revés. Para saltacionistas la Naturaleza es el efecto del Monstruo y para los neodarwinistas el Monstruo es el efecto de la Naturaleza. Cámbiese MONSTRUO por GENIO y obtendremos la teoría de Bloom: El genio inventa el hombre nuevo que se impone al arcaico, los hombres nuevos forjan nuevas eras, nuevas culturas, nuevas sociedades.

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